¿Cómo procesamos la información para tomar decisiones?

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Las personas estamos expuestas continuamente a una gran cantidad de información que necesitamos procesar para tomar decisiones. Durante el día a día elegimos continuamente entre varias opciones, ir por una calle u otra, ir a comprar por la mañana o por la tarde, llamar o no a un amigo, etc. Todas estas decisiones, a menudo se toman en poco tiempo, lo que es adaptativo para nosotros. De esta manera, elegimos ir a comprar por la tarde en cuestión de minutos, teniendo así a disposición nuestra mente para dedicarla a otras tareas.

Pero, ¿cómo tomamos estas decisiones?, ¿analizamos todos los datos existentes y las probabilidades de que ocurra un resultado u otro en función de nuestra elección?. Dado que si lo hiciéramos, el proceso duraría mucho más tiempo que esos escasos minutos de los que hablábamos, la respuesta es no. Entonces ¿Cómo lo hacemos?

Kahneman y Tversky en los años 70, describieron el proceso de los juicios intuitivos a través de los heurísticos cognitivos. Los heurísticos serían “atajos”, mecanismos sencillos a través de los cuales simplificaríamos la información con el objeto de procesarla y tomar decisiones. Estos heurísticos son adaptativos, permitiéndonos procesar el mundo que nos rodea de forma rápida, pero en ocasiones pueden dar lugar a errores.

Nuestras decisiones estarían influidas concretamente por 3 heurísticos cognitivos: el heurístico de accesibilidad, el de representatividad y el de ajuste o anclajes. Veamos cada uno más detenidamente.

Heurístico de accesibilidad

Hace referencia a la disponibilidad de cierta información en nuestra memoria. Por ejemplo, sí estamos ante una situación ambigua y la palabra “maleducado” es más accesible para nosotros (porque ha estado presente recientemente) que la palabra “agradable”, es más probable que la utilicemos para interpretar la situación. Además de la disponibilidad de la información en nuestra memoria, en este proceso también influye la saliencia. Cuando cierta información sobresalga más, le prestaremos más atención. Así, por ejemplo prestaremos más atención a un objeto rojo si se encuentra en un entorno blanco que si se está en un entorno en el que predomina el color rojo.

Heurístico de representatividad

Se refiere a la estrategia de emparejar a una persona o un suceso concreto con un esquema mental previo. Un ejemplo de este heurístico sería cuando al conocer a una persona tímida, menuda, con gafas y a la que le gusten los ordenadores pensemos que es más probable que se dedique a la informática que a la panadería. A través de ese “atajo” llevamos a cabo un juicio en un tiempo breve sin necesidad de contar con gran cantidad de datos.

Heurístico de ajuste y anclaje

Sería el punto de partida que utilizamos para llegar a una conclusión. Ros, Lepper y Hubbard (1975) llevaron a cabo un estudio en el cual se les pedía a varios sujetos que llevaran a cabo una tarea y se les proporcionaba un feedback de su rendimiento de manera aleatoria. Independientemente de cómo hubieran desempeñado la tarea, a unos se les hacía creer que su rendimiento había sido como el de la media, a otros que era mucho peor y a otros que era mucho mejor. Posteriormente se les informaba de que ese feedback no se correspondía con su habilidad y se les pedía que contestaran a un cuestionario en el que debían valorar su rendimiento en la tarea.

A pesar de haber sido informados de que la evaluación que se les había dado previamente era aleatoria, los participantes evaluados como mejor que la media seguían considerándose como superiores en comparación con los evaluados como similares a la media. Lo mismo ocurría con los sujetos que habían recibido un feedback de que su rendimiento estaba por debajo de la media, quienes seguían considerándose inferiores. Esto nos muestra que la información de la que partían los participantes al contestar el cuestionario afectaba a su percepción.

Estos tres heurísticos nos permiten procesar la información, facilitan el recuerdo y ayudan a la interpretación de los datos cuando no tenemos datos suficientes. No podemos negar que cumplen una función adaptativa muy importante, sin embargo es necesario que seamos conscientes de sus limitaciones y estemos atentos a los posibles sesgos que pueden introducir en nuestra forma de interpretar la realidad.

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