Autoestima

Quererse, valorarse, cuidarse, respetarse…todos sabemos lo importante que es, pero a menudo resulta tremendamente difícil. De hecho, no es raro que nos resulte más fácil cuidar y valorar a otras personas que a nosotros/as mismos/as.

Seguro que en alguna ocasión te ha ocurrido que alguien cercano, un familiar, un amigo, te ha contado que se ha equivocado en algo y se siente muy triste por ello. Es probable que tú, en ese momento, le hayas expresado que le apoyas y puede que incluso le hayas dado un abrazo para mostrarle tu cariño.

Ahora bien, ¿cuántas veces has hecho eso contigo/a mismo/a? ¿Cuántas veces te has expresado tu apoyo incondicional después de haber cometido un error? ¿Cuántas veces te has mostrado tu cariño?

A esto nos referimos cuando hablamos de autoestima. A valorarnos en conjunto y querernos con nuestros defectos y nuestras virtudes. Cuidarnos incluso cuando hemos metido la pata. Nos referimos a saber y a sentir, que merecemos ser queridos aunque no seamos perfectos.

Por lo tanto, la autoestima no es ser perfectos y hacerlo todo bien. La autoestima es querernos como somos. Sabiendo que hay cosas que nos gustan más y otras menos de nosotros/as, pero que todas ellas nos conforman.

Esto no quiere decir que no haya cosas en las que podamos mejorar si así lo queremos. La diferencia fundamental es si vamos a cambiar para querernos, o porque nos queremos vamos a cambiar. Si partimos de una autoestima negativa, con la que no nos queremos ni nos valoramos, esa mejora vendrá como una exigencia, “¡hasta que no seas de esta manera no te querrás!”. Sin embargo, si nos queremos tal como somos, la mejora vendrá como forma de alcanzar la mejor versión de nosotros/as mismos/as, pero sabiendo que merecemos ser queridos/as en todas ellas.

La autoestima afecta a todas las áreas de nuestra vida: relaciones, trabajo, estudios, ocio, etc. Por ello, es muy importante trabajar en ella cuando percibimos que no nos estamos queriendo. Dar el paso y buscar ayuda profesional ya es un gran gesto de autocuidado. Decido invertir este tiempo y estos recursos en mí, para estar mejor conmigo/a mismo/a y cuidarme. En ese momento ya nos estamos mandando un mensaje muy importante: me merezco quererme.

Ansiedad

En ocasiones el miedo deja de ser adaptativo y se convierte en nuestra mayor fuente de sufrimiento.

Tratamiento psicológico del duelo

Transitar el camino para procesar la pérdida.

Desarrollo personal

Aprender sobre ti mismo/a y potenciar tus fortalezas.